Hace unos años, apenas distinguía una paloma común (Columba livia) de un gorrión de collar rufo (Zonotrichia capensis). Mi viaje comenzó como fotógrafo de paisajes, capturando aves por casualidad. Al revelar las imágenes, sentí curiosidad por identificar cada especie. Así, sin planearlo, descubrí un universo de plumas, colores y comportamientos que me llevó a adentrarme en la fotografía de aves. Hoy, comparto contigo estas reflexiones para que tu cámara sea una ventana al mundo alado.
¿Por Qué las Aves Nos Fascinan?
Las aves son las embajadoras de la biodiversidad. Tienen un atractivo innegable para los fotógrafos y observadores. Se encuentran en todos los hábitats del planeta, desde los picos nevados de los Andes hasta los desiertos más áridos, y presentan una diversidad increíble en cuanto a colores, tamaños y comportamientos. Algunas especies, como la diuca aliblanca (Idiopsar speculifer), pueden anidar sobre el hielo de los nevados andinos, resistiendo condiciones extremas de frío y viento. Otras, como la lechuza de los arenales (Athene cunicularia), prefieren los climas cálidos y arenosos.
En términos de tamaño, el cóndor andino (Vultur gryphus) destaca con su impresionante envergadura de casi tres metros, mientras que el sietecolores (Tachuris rubrigastra) sorprende con su vibrante combinación de tonos en su pequeño cuerpo de apenas diez centímetros. Y si hablamos de especies únicas, el colibrí maravilloso (Loddigesia mirabilis) es un verdadero tesoro de la biodiversidad peruana, con sus largas plumas de cola en forma de raquetas de color violáceo, un rasgo que lo hace inconfundible.
La variedad de aves y sus particularidades hacen que su observación y fotografía sean actividades enriquecedoras y adaptables a todos los gustos y condiciones.

De la observación y la fotografía de aves
Mientras el observador de aves se enfoca en interiorizar patrones físicos como plumaje, tamaño, forma, cantos, comportamientos y hábitats utilizando prismáticos y guías de campo, el fotógrafo intenta combinar esas mismas habilidades con el arte, requiriendo equipos especializados como cámaras y teleobjetivos para capturar momentos únicos. Aunque el observador puede prescindir de imágenes, el fotógrafo depende de la observación meticulosa: identificar cantos, reconocer patrones de vuelo y anticipar comportamientos son habilidades esenciales. La fotografía de aves no solo documenta, sino que busca conmover. Una imagen de un ave en su hábitat puede inspirar acciones de conservación, mientras una toma artística puede convertirse en un símbolo de resiliencia natural.

El arte de fotografiar aves
La fotografía de aves va más allá de la simple captura de imágenes. En sus primeras etapas, el fotógrafo debe dominar aspectos técnicos como la exposición, la composición y el manejo del equipo. Por ejemplo, Para congelar el vuelo de un ave, se ajusta la velocidad de obturación entre 1/500 y 1/1000 de segundo o incluso más (depende de la especie fotografiada, el vuelo puede ser más o menos rápido), se intentará mantener un ISO bajo (100-800) para reducir el ruido y utilizar una apertura amplia (f/4-f/8) para que aísle al sujeto. Activar el enfoque continuo (Continuous AF) puede ser clave, especialmente en tomas dinámicas.
A medida que el fotógrafo adquiere experiencia, su trabajo puede ir cambiando de lo documental a lo artístico; en donde suele buscar otros valores estéticos que ayuden a reforzar su mensaje inicial; estás imágenes pueden ser capaces de contar historias, transmitir emociones o incluso provocar acciones concretas en el espectador.
Una fotografía de aves bien lograda no solo debe ser técnicamente impecable, sino también evocadora. Las imágenes pueden capturar la majestuosidad de un cóndor en vuelo, la delicadeza de un colibrí libando néctar o la intensidad de un momento de caza. Con el tiempo, el fotógrafo desarrolla un estilo propio y una conexión más profunda con su entorno, lo que le permite crear imágenes que generan impacto y conciencia.

Disposiciones mínimas para el fotógrafo de aves
Para obtener resultados óptimos, es fundamental contar con un equipo adecuado. Una cámara réflex o mirrorless con un sensor de al menos 20 megapíxeles es recomendable, ya sea full frame o con factor de recorte (APSC). En cuanto a lentes, lo ideal es utilizar un teleobjetivo fijo o zoom de 300 mm o más, con una apertura de f/2.8 o f/4 y estabilización de imagen. Los multiplicadores de focal (1.4x o 2x) pueden ser útiles para lograr mayor alcance.
Si se busca una alternativa más económica, las cámaras compactas con zoom óptico de al menos 80x a más pueden ofrecer buenos resultados. También existen los digiscoping, a los cuales se les puede acoplar una cámara, aunque esto puede afectar la calidad de la imagen debido a la cantidad de lentes intermedios, pero, sin otra opción, son muy útiles.
Además del equipo, el conocimiento sobre las aves es clave. Un buen fotógrafo estudia a sus sujetos, aprende sobre sus comportamientos y adapta sus estrategias para minimizar la perturbación. La paciencia es una virtud esencial, ya que muchas veces es necesario regresar al mismo lugar en múltiples ocasiones hasta lograr la toma ideal.

Ética: El bienestar del ave es lo primordial
Uno de los aspectos más importantes de la fotografía de naturaleza es el respeto por la fauna. El bienestar de las aves siempre debe estar por encima de la obtención de una buena fotografía. Para ello, es fundamental evitar el uso de técnicas invasivas como el exceso de llamadas o el uso de cebo para atraerlas. También es importante no interferir en sus nidos ni perturbar su comportamiento natural.
El fotógrafo responsable debe aprender a moverse con sigilo, evitar el contacto visual directo con las aves y utilizar ropa que se mimetice con el entorno. Además, es recomendable seguir los códigos de ética en la fotografía de naturaleza, los cuales establecen pautas para minimizar el impacto ambiental. Puedes leer más sobre este tema en mi post anterior sobre ética en la fotografía de fauna.

La importancia de compartir las imágenes
Más allá del disfrute personal, las fotografías de aves pueden trascender el archivo digital y cumplir un rol crucial en la conservación. Compartir estas imágenes en redes sociales, publicaciones científicas o medios de divulgación permite generar conciencia sobre la biodiversidad y la importancia de su preservación. Muchas imágenes han servido para documentar especies en peligro, promover proyectos de conservación o inspirar a nuevas generaciones de fotógrafos y naturalistas. Un ejemplo inspirador es Photo Ark, proyecto de Joel Sartore que ha documentado más de 13,000 especies en riesgo. Cada imagen es un testimonio de urgencia y belleza, recordándonos que la fotografía puede ser un puente entre la admiración y la conservación.
Las fotografías que capturan comportamientos inusuales o momentos de acción tienen un valor especial. Escenas de vuelo, caza o interacciones entre individuos ofrecen una perspectiva dinámica y reveladora del mundo natural. El reto para el fotógrafo es perfeccionar su técnica y desarrollar un ojo entrenado para identificar y capturar estos momentos únicos.
La mayor satisfacción para un fotógrafo de aves no proviene solo de la calidad técnica de sus imágenes, sino del impacto que pueden generar. Si una fotografía logra sensibilizar a alguien sobre la importancia de conservar una especie o un ecosistema, entonces ha cumplido su propósito más noble. La fotografía de aves no es solo un arte, sino una herramienta poderosa para la educación y la conservación.

Toma tu cámara
Fotografiar aves es un viaje de conexión con lo salvaje. Cada clic no solo congela un instante, sino que puede ser un llamado a proteger lo que amamos. Equipa tu cámara, respeta la ética y deja que las aves te guíen hacia historias que merecen ser contadas.
